Fotos: Juan Toledo |
La memoria es un campo de encuentro entre tiempos, remite al
pasado y al futuro; la memoria se apropia, se recupera, se resignifica en el
presente. El problema que enfrentamos es que se trata de un hecho del pasado,
el Holocausto, que es un inédito genocidio que irrumpió la historia del siglo
XX.
Así lo afirmó Judit Bokser Liwerant, catedrática de la
Universidad Autónoma Metropolitana, al participar en la mesa La memoria y la
esperanza, realizada en el marco del Día Internacional en Memoria de las Víctimas
del Holocausto en la Biblioteca de México, y agregó que es un proceso que tiene
tintes de trasmitir, de recrear, porque finalmente “lo que estamos pidiendo es
recordar algo que no conocimos, esto es el tema de la memoria cultural”.
En el foro de reflexión, organizado por el Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, a través de la Biblioteca de México de la
Dirección General de Bibliotecas, en colaboración con la Universidad Nacional
Autónoma de México -facultades de Ciencias Políticas y Sociales, y de Derecho-
El Colegio de México y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, la
investigadora consideró que se trata de un acontecimiento que tiene un
significado para reconocer la identidad, sobre la otredad, sobre la extranjería
histórica del judío y la imposibilidad de sociedades y culturas de
reconciliarse con eso.
“Hay que recordar la singularidad, unicidad, especificidad
del acontecimiento, al tiempo que se pueden descubrir sus implicaciones
universales sobre la condición humana; aprender lo que debemos aprender”,
afirmó durante el encuentro moderado por César Benedicto, y realizado en el
Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca de México.
Judit Bokser Liwerant, catedrática de la UAM, afirmó que
memoria y esperanza significan por un lado recuperar y reapropiarnos del pasado
y desafía una supuesta oposición que habría entre entender la memoria como un
giro exclusivo hacia el pasado que contrastaría con la posibilidad de
privilegiar o mirar el futuro que tanto nos caracteriza a los hombres de la
modernidad.
Frente al dolor y al desafío que fue la experiencia del
Holocausto, la memoria se constituyó en un recurso de afirmación, el proyecto
de aniquilar al grupo y no dejar rastro obligó también a que haya un compromiso
con la memoria y los escribas, apuntó la miembro del Sistema Nacional
Investigadores y autora de 14 libros.
En tanto, el rabino e historiador, Efraim Zadoff consideró
que la base del Holocausto era puramente ideológica, característica general del
antisemitismo en el presente; de ver a todos los judíos con una uniformidad sin
diferencias.
No cabe duda que no hay ninguna novedad ni nada especial; la
oposición al sionismo como expresión de las aspiraciones culturales o
nacionales dentro del pueblo judío existen desde el mismo comienzo en Europa y
luego en las Américas en las concepciones que llamaban a una autonomía o
independencia nacional judía, acotó el doctor por la Universidad de Tel Aviv.
En su oportunidad, el dramaturgo y ensayista Hugo Hiriart
lanzó dos preguntas sobre el Holocausto y dijo: ¿Fue predecible?, a lo que
agregó tajante: No, “porque resultaba difícil e imposible que una cosa así
pudiese suceder”.
Para el también escritor y miembro del Sistema Nacional de
Creadores el peor criminal del siglo XX es sin duda el burócrata obediente,
“fueron los que hicieron las matanzas de los nazis y las matanzas y cosas
horribles en Rusia”.
Cabe señalar que previamente hizo comparaciones entre el
Holocausto y la matanza perpetrada en San Fernando -masacre de Tamaulipas-
entre el 22 y 23 de agosto de 2010,
donde presuntamente los llamados “Zetas” ejecutaron a 72 migrantes
centroamericanos.
Por último, el investigador y analista del CIDE y conductor
del programa Espiral de Canal 11, Ricardo Raphael, recordó sus raíces turco,
francesa y mexicana, y se consideró un testigo próximo de la desmemoria del
Holocausto.
Mi generación, entre ésta mis primos, hemos tenido que ir
desenterrando fragmentos de la historia familiar cuidadosamente enterrada,
oculta. Al recordar a sus abuelos, comentó que en algún lugar se equivocaron al
creer que el dolor iba a quedar oculto gracias a la desmemoria; “absolutamente falso, porque ese dolor
continúa, pero siempre acompañado por la misma materia que constituye la
traición, dijo Ricardo Raphael.
“La identidad propia se vive con una suerte de doble
vergüenza dislocada por haber sido y al mismo tiempo no ser. Por la
discriminación sin salida, por ser judío y al mismo tiempo por no serlo”,
reflexionó.
El catedrático y columnista de El Universal refirió que
desde este testimonio la desmemoria es que la memoria del Holocausto puede y
debe ser revisada, porque claramente la conciencia del genocidio y Holocausto
se convirtieron en un parteaguas para la historia del ser humano, porque nos
permitimos nombrar la tragedia y dotarla, de verdad filosófica, de verdad
jurídica, en ocasiones de verdad literaria, moral, económica, científica, de
verdad y esto nos ha permitido enfrentar los actos de la violencia sistemática
que nos propinamos los seres humanos.
Se vuelve posible entonces vivir con dignidad el presente
sin verse obligado a negar el pasado, a negarse a sí mismo, a vivirse
desalmado; se vuelve entonces posible mirar con claridad el futuro, apuntó
Ricardo Raphael, declarándose detractor de los casos cerrados, de las verdades
históricas únicas sin derecho a la reinterpretación.
Fuente: Comunicado No. 141/2015 del Conaculta.
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