La ilustradora Claudia Navarro, el diseñador Alejandro Mascarúa, y la directora de la Editorial 3 Abejas, Marisela Aguilar participaron en el taller organizado por la Biblioteca de México José Vasconcelos
Un niño que lee no desarrolla el gusto por la violencia, es difícil que desvíe el camino: Marisela Aguilar
Para ser ilustrador hay que observar, leer, investigar e imaginar, expresó la ilustradora mexicana Claudia Navarro, a infantes acompañados de sus padres en la Sala infantil de la Biblioteca de México José Vasconcelos, durante su participación en la mesa redonda denominada Editorial 3 Abejas y sus ilustradores celebran el Día Internacional del Libro, actividad organizada por el Conaculta, a través de la Dirección General de Bibliotecas.
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| Fotos: Juan Toledo |
En el acto se leyó un pequeño fragmento del libro Ojitos de golondrina de Elena Dreser, ilustrado por Claudia Navarro, el cual forma parte de la colección Cuéntamelo otra vez y que realizó la Editorial 3 Abejas, nombrada así porque representan el trabajo en equipo y “realizan libros sanos y ricos como la miel”, expuso Marisela Aguilar.
La también editora mencionó a los niños que para hacer un libro infantil lo que se necesita es un autor que realice un texto o una historia; un ilustrador que le dé forma a los personajes y; un diseñador que juegue con la tipografía, los colores y la manera en la que se presentará el relato.
Claudia Navarro comentó que nunca dudó sobre la profesión a la que se iba a dedicar y que en varias ocasiones le han comentado que pareciera que en sus ilustraciones se pinta a ella misma. En su opinión un ilustrador dibuja lo que es, lo que ve, dándole a su trabajo un sello particular. “Yo transmito lo que pienso y soy”, indicó.
La creativa fue cuestionada sobre cómo elabora e imagina los personajes de la historia por lo que explicó que lo primero que realiza es un boceto, donde plantea sus ideas base. “Me llega un texto, lo leo, lo releo, trato de entenderlo e imaginarlo. Creo que la función de un ilustrador es tratar de dar algo más de lo que dice el texto, finalmente los ilustradores somos autores, porque hacemos una interpretación y lo enriquecemos”.
“Al leer, empiezo a pensar en cómo eran mis padres, mis tíos; comienzo a hacer una lluvias de ideas: qué casas podrían ser, busco referencias, si voy a poner aves, busco qué tipo de aves podrían ser, si hay un bosque, qué tipo; eso intento hacer cada que tengo un texto en mis manos, al tener todas esas ideas las presento a la editora para que sea de común acuerdo lo que quiero decir y lo que ella piensa del texto”.
Claudia Navarro comentó que un ilustrador se hace practicando, leyendo, retroalimentándose, usando la imaginación y poniendo especial atención en los detalles. Sobre el trabajo de pasar un boceto a color, dijo, hace uso de diferentes técnicas, como el digital, acrílico, acuarela, lápiz de colores para definir con qué técnica se ve mejor, pero confesó, que en un principio no piensa en el color.
En el evento en el que Navarro dio una pequeña muestra de su habilidad para dibujar, los pequeños Abril, Octavio, Ángel, Pablo, Mateo, Daniela, Jonathan, Scarlet, Fernanda, Ximena, Dafne, Luna, Estefanie, Natalia, Diego, Jocelyn, Aranza, Fátima y, Dante hicieron lo propio al plasmar, con ayuda de crayolas y hojas blancas, su versión de un oso panda.
Marisela Aguilar expuso que la mejor manera para que un niño sea lector es que sus padres se sienten con su hijo y no sólo lean, sino que también se diviertan, por ejemplo haciendo las voces de los personajes que aparezcan en las lecturas.
“Un videojuego o unos tenis no dejan lo mismo que un libro; un niño que lee no desarrolla el gusto por la violencia, es difícil que desvíe el camino. Cuando le das un libro a un pequeño cambias su mundo”, puntualizó la directora de la Editorial 3 abejas.
Fuente: comunicado Conaculta No. 665/2014
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