Fotos. RMM |
El montaje
interdisciplinario dirigido por Rocío Carrillo revisita en forma tangencial el
mito de Ulises y el recorrido que representa La odisea para construir el
camino de transformación de una mujer madura.
“El
planteamiento era desarrollar una heroína que no es una joven en un camino
hacia la madurez, como es el caso de los héroes míticos, sino una persona que
en nuestra cultura rompe con los esquemas de lo que debería ser una mujer
alrededor de los 50”, comentó la directora.
Sin caer
en los prejuicios y preconcepciones que se tienen sobre esta edad, el personaje
protagónico muestra sus ganas de viajar y jugársela en la aventura sin un rumbo
claro, luego del dolor por la muerte de su marido.
En este
recorrido se encuentra con distintos personajes, como cíclopes, sirenas, la
hechicera Circe, el dios Hermes, Calipso, Penélope, Orfeo y Medusa.
La
historia es narrada a través de “teatro sin palabras”, el movimiento corporal y
gestual de los actores y el apoyo de recursos audiovisuales mediante la
proyección de imágenes diseñadas por Nayelli Torres y Chantal Vidal.
Quemar las
naves. El viaje de Emma también
cuenta con un diseño sonoro de Betsy Pecanins y la escenografía de Erika Gómez
que recrea algunos elementos de un barco (proa, velas, palos, cuerdas, cubierta
y mascarón).
“Ese es el
desafío de contar una historia sin palabras. Mi apuesta es el juego con la
interdisciplina. No hay palabra, pero hay voz, resultado de un laboratorio de
Margie Bermejo con los actores. El sonido se ejecuta en vivo y la música está
planeada para que haya elementos que simbolizan a los personajes”.
La actual
miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes (Fonca) señaló que el público se enfrentará a múltiples
posibilidades de lectura para acercarse de manera emotiva a la trama.
En el
elenco participan Georgina Rábago, Ernesto Lecuona, Alejandro Joan Camarena,
Beatriz Cabrera, Jonathan Ramos, Margarita Higuera, Tabris Berges y Óscar
Acevedo, quien crea la música en vivo.
Esta
puesta en escena se suma a otros montajes, como Medea el mito y Psique,
en los que Rocío Carrillo plasma su fascinación por la mitología griega.
“Hay una serie de patrones que son un
ADN síquico para nosotros; para los griegos, estas figuras estaban
representadas por los dioses y los mitos que plantean una serie de situaciones
que todos los seres humanos tarde o temprano vivimos.
“Todavía hay
sociedades que mantienen ritos iniciáticos y quedan resabios de la necesidad de
esos mitos (…) El mito es revisitado porque nos sigue hablando de algo que aún
somos”.
Fuente: Comunicado de la Secretaría de Cultura. No. 1350
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